Cajas, 1995

En Cajas (1996) se acentúa la deconstrucción del lenguaje
fotográfico, confrontado al proceso de construcción material de la fotografía como imagen y como objeto, constituyendo objetos de carácter tautológico: lo que muestran las imágenes, se corresponde paradójicamente con lo que parecen ocultar.

En este proyecto se tensa la relación entre la imagen y su referente, la identificación entre la representación y lo representado a través del espacio vaciado de estas piezas, que remiten a la percepción fenomenológica de las obras minimal.

La objetualización de la fotografía ha sido llevada al límite: cajas blancas de madera, cuadrados, círculos o triángulos en los que una de sus caras muestra una fotografía traslúcida del interior posible de la propia caja.

Humildes objetos autónomos conteniendo tan sólo vacío, éste quiere funcionar como figura metafórica de la dificultad de la representación en su relación con lo real. Si existen elementos que puedan inducir a una narración, éstos están bloqueados. Son tan sólo un hueco, un espacio inocupado, metáfora de la distancia entre el objeto y su imagen; un espacio a través del cual el espectador pueda circular y experimentarse.